martes, 29 de junio de 2010

Anécdota de Toy Story 3

Supongo que a once días de haberse estrenado Toy Story 3, la mayoría ya la miró porque si no, entonces les dejo una advertencia sobre algunas revelaciones que haré de la animación. Dicho lo anterior, la mayoría de las personas que me he encontrado, la han alabado y me han confesado haber llorado. En Facebook, la mayoría de mis contactos no dejan de hablar del tema y como quedaron con las ganas de volver a verla.

Es muy interesante saber que la original salió hace quince años, yo en ese entonces era un niño de ocho o nueve años y como otros quedé fascinado con los nuevos efectos animados de una completa presentación en 3D. Después de tal experiencia, el formato 2D quedó en el pasado. Todos los que fuimos niños tuvimos los juguetes gracias a nuestros padres.

Pasaron otros cuatro años y vimos el regreso de Toy Story 2 con un tema más maduro pero con la misma fórmula que convirtió a la primera en un obra maestra. De ahí en adelante el estudio Pixar mantuvo esos elementos intactos en las siguientes ocho películas y continuo siendo el estudio #1 de este género.
Otros estudios copiaron la tecnología pero no lograban producciones de gran impacto por la falta del estilo de Pixar. Hasta que recientemente: Cómo Entrenar a Tu Dragón de Dreamworks logró una animación del mismo nivel por razones de haber usado la formula Pixar, de la cual la mayoría de los que han visto juran que faltó el logotipo de Pixar. Pero sin importar su éxito, su atención fue opacada de nuevo por la belleza de Toy Story 3.

La terceras partes tienden a no ser buenas y pocas taquilleras, pero Toy Story 3 demostró tener lo que se necesita para superar a las anteriores de la franquicia. Para ser una tercera parte supera en todos los sentidos a las anteriores con un drama emotivo y consciente, clásica e innovadora acción, personajes definidos y otros nuevos interesantes, guión e historia excelente y el mensaje de aprender a soltarnos de las cosas, donar y cuidar nu nuestras cosas. Sin olvidarnos de los valores de lealtad, amor, honestidad y amistad.

Pero he aquí algo curioso, una anécdota que nunca había escuchado y debo comentarla porque está muy interesante, especialmente para nosotros los jóvenes o adultos que una vez fuimos niños y nos criamos con Toy Story:
Tengo un primo llamémosle Ivan, tiene diez años y el pasado fin de semana fue a ver Toy Story 3. Cómo es obvio no fue ninguna molestia para los padres pues a quien no le gusta la animación. Pues de acuerdo a la información de la mamá, ésta nos comentó que mi primo salió destrozado del cine. ¡Así es! ¡Lloré y lloré sin parar!
Al principio me dije quizá la película fue interrumpida quedándose en el final o fue la nostalgia de cuando Andy juega con sus juguetes por la última vez después de donarlos, como la mayoría se identifica; pero no fue este caso, el caso fue de un grado de conciencia muy interesante que adquirió. Mi primo se sentía culpable, según sus palabras: él hace unos años le dijo a su mamá que ya estaba grande para tener juguetes y que toda su colección de Toy Story (porque tenía a todos los personajes) se la mandara a otro primito de cuatro años. Pues así fue y pues después de salir del cine, mi primo se sentía preocupado por el destino de sus juguetes, preguntándose si el primito a quien se los donó, los estaría cuidando y jugando con ellos. Al final de cuentas, terminó por no querer comprar un videojuego sino por volver a comprar su colección y guardarlos para siempre.

Es interesante verdad, la clase de conciencia que adoptó mi primo de una animación de juguetes poseídos como vacilan unos, pero en realidad es la magia y creatividad de Pixar que nos hacen creer y preocuparnos por los personajes. En cierta manera, se me figuró un relato interesante de analizar y quería compartirlo con mis seguidores.

Bueno lo que viene a continuación en estos días es el estreno de Eclipse por lo que verán varias publicaciones con relación a la saga.

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