domingo, 12 de enero de 2014

Crítica de Y Si Viviéramos Todos Juntos (Et si on vivait tous ensemble?)


Durante la semana del cine de arte 2013, estuve esperando el estreno de esta drama-comedia de Stéphane Robelin pero por razones desconocidas nunca apareció en cartelera. Recién ahora hizo su debut en nuestras salas descubriendo que esta producción francesa-alemana tiene una larga historia ya que desde el 2011 hasta la fecha ha estado obteniendo mercados, quizás este impulso se deba al reciente reconocimiento de Daniel Bruhl por Rush: Pasión y Gloria.

Obviamente no será de un humor para todos ya que su trama es profundamente madura por enfocarse enteramente a las personas de mayor edad. El guion se concentra en estudiar a los ancianos a través de sus enfermedades crónicas, problemáticas sociales, sexualidad, privacidad, sus relaciones decadentes con sus hijos y principalmente nos pone a pensar sobre cómo pasaríamos los últimos años de nuestras vidas.

Este relato es ingenioso y por tanto encuentro sabiduría en sus tópicos, además uno como joven adquiere conciencia al escuchar sobre este modelo de vida a la cual aspiramos a llegar a algún día. Es inevitable, pero como hemos visto en Antes de Partir y Last Vegas, siempre es mejor tratar de estar juntos que solos, porque todo parece indicar que el asilo no es la gran maravilla que creemos, o eso asumo por la forma en que lo describieron en esta secuencia.

Jane Fonda actúa tan viva que uno la siente joven en espíritu, es sumamente directa y siempre está  a un paso adelante del resto. Su perspectiva de no preocuparse  me intriga considerando la fuerte situación en la que se encuentra su personaje. Su interacción con Bruhl es formidable además de compartir excelentes conversaciones. Pierre Richard es lo opuesto a ella, carece de energía y su mente está perdida en el pasado. Un factor que pondrá nostálgico a algunos por ser una representación real.

Geraldine Chaplin es la más reservada y de carácter fuerte del grupo. Nunca puede faltar quien se oponga a prestar su casa para que vivan todos, es comprensible, aunque inesperado que comparta un mismo secreto con dos integrantes. La dinámica con Guy Bedos es pasional y probablemente sea un fuerte identificador sentimental. En cuanto a Claude Rich, es un caso especial cuyo controversia forma de vida es rescatable por su carisma.  

Indudablemente fue una buena forma de crecer entre actores veteranos para el talentoso Daniel Bruhl.
Debido a que este personaje Dirk es el forastero y el jovencito del grupo, Bruhl se convierte en el factor identificable por los jóvenes; no sólo nos motiva a comprender a este grupo; a través de él aprendemos  a escuchar y en cierto modo a analizar nuestra situación para dirigirnos a nuestro verdadero objetivo.
  
En un aspecto negativo, la película tarda casi la mitad para cumplir con lo propuesto en su título. Por ello la dirección de Robelin se siente pesada al principio  por desarrollar a los personajes por separado y lejos de sí mismos. En lo opuesto al segundo acto, el cual se siente fugaz. Curiosamente distinguí problemas al tratarse del humor, ya que no se siente espontaneo como debería. En cambio su drama es su fuerte ya que nos deprime en el buen sentido.


No la descarto en lo absoluto, esta adaptación sigue siendo una fuente valiosa de información y arte. Mi único factor comparativo es El Exótico Hotel de Marigold, donde la vejez se energizó resultando en altas esperanzas de disfrutar los últimos años mientras que aquí se retrocede al desconsuelo.  

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