domingo, 23 de febrero de 2014

Crítica de 12 Años Esclavo (12 Years a Slave)


Una historia centrada en la fe persistente de un hombre a través de sus 12 años de esclavitud. De por medio sabemos que Solomon Northup existió y el guion se basó en sus memorias descritas en 1853, por lo que este relato conmovedor te hace experimentar múltiples sentimientos en conjunto con una opinión fuerte acerca de ese contexto histórico del cual ningún ser humano debió haber vivido ni debería de vivir.

El guionista John Ridley llevaba años sin redactar un guión, de hecho esta biografía narrativa había estado desaparecida por 100 años hasta volver a resurgir en 1968. Tras leerla, inmediatamente Ridley captó la esencia del libro manteniendo la identidad de Solomon durante su secuestro hasta su desenvolvimiento en las plantaciones. El que haya sido un hombre libre, nos da a pensar sobre la constitución política de esa época.

Me hubiese gustado un poco de explicación política en el principio porque en Washigton D.C. no había esclavitud “o eso suponemos” mientras en Lousiana sí.  Eso de cargar con los papeles legales me suena bastante a la migración actual.  Interesantemente muchas de estas problemáticas mostradas siguen existiendo en nuestro mundo a través de otros seudónimos tales como: secuestro exprés, opresión y el tráfico de personas.

La esclavitud es consecuencia de las perspectivas de los hombres poderosos por una falta de conciencia humana, un carácter ego-centrista y una malinterpretación de la palabra de Dios. Una cosa es dar la palabra y otra cumplirla, por tanto si no se sigue ese testamento divino, esas palabras carecen de valor. Anteriormente las películas de este género habían optado por hacer referencias pero Ridley hizo un excelente trabajo en profundizarlo.   

Mis respetos para Steve McQueen, si no fuese por el estilo innovador de Alfonso Cuarón en Gravedad, este director hubiese recibido el mismo reconocimiento. Dirigir diversas emocionales suele ser lo más complicado, pero aquí no se tratan de escenas momentáneas, aquí el sufrimiento es imparable de inicio a fin. La moral se nos baja y el contagio emocional es dolorosamente inevitable. Verdaderamente no fue un filme fácil de hacer, ni tanto para McQueen ni su elenco.

Hay desnudos, golpes, vulgaridades, atrocidades, elementos psicóticos, crisis existenciales, injusticia, traición, asesinatos, abuso sexual, sumisión… El balance entre el bien y el mal está desproporcional, las acciones buenas se cuentan con los dedos de una sola mano. McQueen fue audaz en ser directo durante las ejecuciones de estas temáticas y por ende, la edición de estos actos inhumanos sobresale por su realismo crudo.        

Indudablemente Chiwetel Ejiofor entrega la actuación de su carrera, tanto humanismo en su rostro y tanta perseverancia para no caer en el abismo. En pocas palabras, le hace justicia a Solomon Northup. Lupita Nyong’o obtuvo un debut formidable como Patsey a pesar de sólo concentrarse en el aspecto emocional. Michael Fassbender proporciona un antagonismo excepcional debido a que cada movimiento corporal o gesto nos hace detestarlo enormemente. Lo mismo va para Sarah Paulson, vaya sorpresa que nos da con esa mirada fría.  

Es inusual contar con un Benedict Cumberbatch más “bondadoso” con esa voz notoria de villano, Brad Pitt aparece poco pero eficaz en su postura, la actitud de Paul Dano es adecuada como la de Paul Giamatti. Cabe mencionar a Adepero Oduye cuya escena con los niños es desgarradora. Generalmente hablando, el reparto responde al acatamiento y a la humillación con un fervor realismo debida principalmente por la interacción conflictiva entre Ejiofor y Fassbender.        

Cinematográficamente la adaptación cumple con los parámetros de la atmosfera. Tanto vestuario, música y edición de sonido la mantienen al filo de la oscuridad.  La escena de los latigazos y el climax te parten el corazón. De por sí uno se encuentra emocionalmente ligado que nos destroza presenciar estas atrocidades porque a pesar de ser actuados, somos humanos y está en nuestra naturaleza sentirlo. Además sabemos que en algún momento sucedieron como de igual forma siguen sucediendo de uno u otra forma.

En conclusión, 12 Años Esclavo es una de las mejores películas de 2013 por tratarse de una adaptación difícil de ver por su contenido real. Uno nunca se despega de este recorrido personal de Solomon del cual se aprende mucho sobre la integridad de un hombre bajo el respaldo de la fe. Lamentablemente la justicia humana está limitada, pero al final, el mensaje está claro.  

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