viernes, 26 de septiembre de 2014

Crítica de El Justiciero (The Equalizer)


Denzel Washington regresa al modo Hombre en Llamas en esta intrigante y agresiva adaptación de la popular serie de televisión del mismo nombre. Washington interpreta a McCall, un hombre retirado de las Fuerzas Especiales que decide comenzar una vida tranquila. Desafortunadamente se deja encaminar por la pureza de la justicia trayendo como consecuencia que se entrometa en el mundo criminal.   

Washington se desenvuelve en una profunda seriedad de la cual no estamos tan acostumbrados a ver. Todo lo que transmite o se percibe de este personaje se debe gracias a este veterano puesto que el guión tiende a presentarlo de forma indirecta. Sabemos que es un hombre capaz, táctico e inteligente, pero no tenemos la menor idea si trabajaba de soldado o era un agente encubierta.

Comprendemos que fue debido a una mujer que decidió dejar este intenso oficio pero desconocemos las causas de la posible muerte o separación. Como lo mencioné, el guión de Richard Wenk hace un magnífico trabajo en no revelarnos la verdadera identidad de McCall. La magia en sí provino de Washigton quien no se quedó atrás en las secuencias de acción.

Lo anterior me conecta con la edición, aquella brutalidad de las coreografías sobresalen en la dirección de Antoine Fuqua. Al parecer las negociaciones agresivas vinieron de El Rey Arturo y Olimpo Bajo Fuego mientras las tonalidades oscuras y los diálogos claramente se inspiraron en Día de Entrenamiento. Existen momento en que uno debe cubrirse los ojos por las explicitas escenas de violencia.

La música de Harry Gregson-Williams careció de motivación; al principio si parecía congeniar con la atmosfera tétrica y en presencia del villano se tornaba amenazante, pero durante el tercer acto perdió fuerza. No sé si se deba a la pausa repentina que sufre la trama ya que su inicio es lento, adquiere ritmo y luego se corta para desprenderse totalmente.

Presiento que su riesgo caerá en las comparaciones directas con Búsqueda Implacable y Al Filo de la Oscuridad. Básicamente reutiliza los mismos elementos pero se diferencia en su ejecución y ausencia de información. No será la mejor producción que hable de venganza, pero al menos en términos de justicia, te hace sentir algo al respecto dada la corrupción habitual en la cual vivimos.

Marton Csokas es excelente como Teddy. Indudablemente sabe hacer una entrada. El actor disfruta esparcir el infierno porque se le ve en su mirada. Csokas tiene un gran talento para personificar villanos con destreza. No obstante, aquí se nos maneja desde un enfoque expresivo y no tanto de combate. El no contar con una pelea física con Washington me la convierte en una producción impredecible.  

Sin importar su rol reducido, Chloe Grace Moretz retoma la madurez en Si Decido Quedarme y la aprovecha para otorgarle ese conflicto interno a su personaje. Entenderla en bastante simple, es demasiado joven para tener un pasado a diferencia del principal. Ambos comparten una formidable química de la cual no pasa desapercibida.  

Es grato contar con las apariciones de Bill Pullman y Melissa Leo, contribuyen con más misterio a la de por sí identidad desconocida de McCall. Quizás en la rumorada secuela se pretenda desenvolverlos más ante nuestros ojos, pero no teman, la historia cuenta con su cierre y no parece quedar cabos sueltos a excepción del pasado de McCall.

El Justiciero se apoya en elementos que hicieron populares a otras películas de su género pero se defiende con su violencia, misterio y drama.

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