viernes, 7 de noviembre de 2014

La novela y película de El Conde de Monte Cristo (The Count of Monte Cristo)


Sé que a la mayoría de los lectores no les simpatiza enterarse por primera vez que una de sus novelas favoritas reciba el tratamiento de Hollywood. Entre más extenso sea el contenido, inferior será la fidelidad de la fuente. Para quienes nunca han conocido el material, resulta fascinante y con el tiempo recurren a la novela complementándose de más trama.

Lo anterior solía ser mi caso, a mi no me gustaba explorar el universo de los libros por carecer de visualizaciones y lo mismo decía de la radio. Conforme estudié la locución y el fenómeno taquillero de libros como Harry Potter y La Saga de Crepúsculo, fue cuando verdaderamente entendí la importancia de leer una novela y ver su transformación en la pantalla grande.

No suelo ser tan duro con las adaptaciones, después de todo son un punto de vista que difícilmente llegará a ser del agrado del lector. La imaginación es infinita mientras la edición es limitada, y por tanto la mente de un guionista como director debe ir de acorde a las políticas de un estudio o mercado. Concuerdo en que  no todas las novelas deberían recibir este tratamiento, es más, algunas quedarían perfectamente como una serie televisiva y en este caso El Conde de Monte Cristo era una de estas.   

Lamentablemente el autor Alejandro Dumas había muerto en 1870, bastante tiempo para haber apoyado en la versión fílmica de 2002. Es asombroso ver cómo hasta la actualidad sigue permaneciendo una obra maestra demandada; pese a su enorme volumen, uno puede encontrarla en cualquier librería o incluso en línea.

Es cierto que con sólo presenciar el libro, uno se llena de flojera porque parece tener mucho más hojas que la Sagrada Biblia. Pero indudablemente vale la pena leerse sin importarse los meses que uno tarde, en mi caso, duré cuatro meses gracias a que me encontraba en las vacaciones largas de verano.

Curiosamente di con aquella novela por una compañera mientras estudiaba Comunicación. Si no me equivocaba tenía cerca del año cargando con aquél libro. Era su joya y por tanto comencé a sentir celos, pensé que en un futuro me gustaría presumir haber leído esta obra histórica, intelectual y aventurera. Entonces decidí tomarme el reto y sin pensarlo dos veces, me puse de objetivo leer 30 hojas diario. Eventualmente la cifra aumentaba hasta concluir en 100 hojas al día.

Madrugaba leyendo, al mediodía continuaba y cerca de la noche me detenía a duras penas; ya sea en mi recamara, afuera de la casa, en el patio, inclusive leyéndosela al perro, dudo que me haya entendido por mi mala dicción pero al menos se quedaba tranquilo.

Tal parece había encontrado una buena adicción. Obviamente conforme avanzaba desechaba la película, tuve que poner mi mente en blanco para desvanecer el resentimiento de haberse echado a perder una de las grandes obras literaturas de todos los tiempos.

Interesantemente hoy en día contamos con la oportunidad de leer las más de mil páginas, cuando el libro se publicó por primera vez en 1844, no fue de un golpe sino mediante una serie de 18 partes durante dos años.  Quién se tomé el desafió de leerla comprenderá la bolsa de valores y su vínculo con la sociedad.

Asimismo uno analiza el contexto político de Francia e Italia durante el Gobierno de Napoleón I, El reinado de Luis XVIII de Francia, de Carlos X de Francia y de Luis Felipe I de Francia. Por otro lado, es sugestivo saber que el personaje principal de Edmon Dantés está basado en las memorias de un zapatero llamado Jacques Peuchet cuya historia parece estar acorde a los eventos descritos incluso en el Castillo de If donde fue encerrado tras ser acusado de ser un espía de Inglaterra.

Las temáticas de traición, justicia, venganza, piedad y el perdón nos mantienen en absoluto suspenso debido a la adictiva narrativa de Dumas, el enfoque estará en un protagonista pero el reparto nos mantiene a tanto de la situación porque en sí es un relato impredecible en contraste con la película. Aquí el encarcelamiento dura más tiempo y a su vez se aprovecha para educarnos, el escape hacia la isla es cautivador y la venganza, sinceramente nos mantiene en larga espera porque nadie hubiese anticipado que Dantés fuese un paciente estratega a diferencia del impulsivo Jim Caviezel.     

Un dato interesante es ver como la película protege mucho a la esposa y al supuesto hijo, porque créanme, ese final feliz no tiene absoluta nada que ver con el clímax de la novela, por eso lo digo, sacrificaron esa maravillosa esencia sólo para entregarnos un cuento de hadas apto para toda la familia.

Es cierto que cuando vi la película, me emocionó y me dejé llevar por su simpleza, no tenía noción de la novela ni ninguna intención de profundizar en este contenido extensivo. El director Kevin Reynolds era reconocido por Robin Hood, Jim Caviezel comenzaba a llamar la atención y Guy Pearce contaba con mucha experiencia que inevitablemente terminó robándose la función.

Fue un rotundo fracaso en la Taquilla a pesar de haberse agregado secuencias de acción los cuales eran innecesarios considerando la poderosa trama. Actos importantes se simplificaron, algunos con suerte recibieron referencias, hubo omisión de personajes importantes y las relaciones cambiaron drásticamente. La recepción crítica fue favorable y se entiende, yo la probé al desconocer la obra, para cualquier recluta podrá encontrarla placentera si la ve en la televisión por la primera vez.

En conclusión: después de haber leído la novela no quedé satisfecho con el producto final. Volví a poner la película y el gusto había cambiado por insatisfacción. Quizás si hubiesen respetado el final original, el resto se hubiera encomendado con gratitud, pero no fue el caso. Por el momento no existe planes de volver a readaptarse, pero con tantas series televisivas, creo que esta estaría mucho mejor dentro de este formato que El Juego de Ender y Los Cazadores de Sombras.       

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