viernes, 21 de noviembre de 2014

Crítica de Los Juegos del Hambre: Sinsajo Parte 1 (The Hunger Games: Mockinjay Part 1)


 Tras la abrupta conclusión de la 75to. Juegos del Hambre, Katniss Everdeen despierta en el Distrito 13 sólo para encarar la desición de convertirse oficialmente en el símbolo de la rebelión. Atormentada por la captura de Peeta Mellark, no tiene opción que formar parte de la guerra civil en orden de poder rescatarlo de la tiranía del Presidente Snow.     

Así que “Los Juegos Han Terminado”, la mercadotecnia no mentía al respecto pero en cuanto a la supuesta guerra, sólo nos conformamos con la tensión política, estrategia militar y algunos ataques- contraataques. La opresión del Gobierno junto con Everdeen como el Sinsajo no es nada nuevo. Por tanto el guión es un producto de posicionamiento de los subtemas pasados.      

¡Qué tan bajo han caído los juegos! Me duele decirlo a sabiendas de lo impactante que fue la original. Ahora comprendo porque la mayoría de los lectores se refieren a Sinsajo como la más débil de las novelas. Este es un claro ejemplo de que nunca debió haberse partido en dos. A partir de hoy la preocupación se tornará hacia La Serie de Divergente la cual  próximamente estará en las mismas.     

Realmente decidieron sacrificar la calidad narrativa para copiar la trayectoria de Amanecer, porque ahora que lo veo, La Saga de Crepúsculo se manejo con decencia, no a la espectacularidad de Las Reliquias de la Muerte pero de antemano se sabía que era un drama a diferencia de Los Juegos del Hambre donde esta vez se nos prometía guerra más no su antesala.  

Sonaré duro porque no la excuso de tratarse de la primera parte. Había tiempo para profundizar en las acciones de la Rebelión, pero se optó mejor por centrarse en la publicidad, propaganda y política. Todo un circo. Se invirtieron dos horas para ni siquiera tener completa la secuencia de acción conclusiva. Tan fácil como dejarla a nuestra imaginación ¿En serio?  

Más que un relato de ciencia ficción parece un documental situado en la vida dentro de las barracas. Como 10 minutos son de pura acción y una que otra explosión llevada por desconocidos de los demás distritos, tampoco hubo un antihéroe que hiciera el trabajo sucio, bueno lo hay pero justo en los últimos minutos donde la sorpresa se torna frustrante por anticipar el cierre inconcluso.

Tampoco ayudó que esos breves minutos de suspenso se interrumpiera la función, por un momento creí que así terminaba. De igual forma fue contraproducente porque las quejas siguieron tras los créditos, lo cual podría significar un ligero riesgo para las futuras franquicias que opten por este sobrevalorado paradigma.   

Jennifer Lawrence se queda con los brazos cruzados dejándoles el peso a Julianne Moore y Philip Seymour Hoffman. Ya que en cuestiones administrativas: Moore es la presidente, Hoffman el de mercadotecnia y Lawrence el producto.
    
En resumen Lawrence no se ensucia las manos, ni siquiera participa en el acto final. No parece estar disfrutando de su postura, siempre se percibe internamente conflictiva y fría ante sus compañeros, especialmente hacia Liam Hemsworth. Tendrá un breve altercado con su arco pero fuera de eso, no hay nada heroico en verla llorar por los caídos en las dos horas que dura.  

El dato curioso es Hemsworth porque comenzaba a creer que se beneficiaría del mismo modo que Taylor Lautner en Luna Nueva. Desafortunadamente no fue su caso. Los guionistas no lo dejaron brillar, lo reservaron demasiado que su resentimiento es evidente. Malamente aquí se desaprovechó profundizar en el triángulo amoroso, como siempre un mero diálogo no es nada.  

Josh Hutcherson, Woody Harrelson, Elizabeth Banks, Sam Claflin y Jena Malone son desacreditados para introducir nuevos personajes cuya función es filmar cada paso que da Katniss. Esto no tiene caso, especialmente cuando bien se sabe que las terceras partes de una trilogía deben concluir cabos sueltos, no añadir más de los todavía no resueltos.

En conclusión: la promesa de guerra se torna en un aburrido drama estratégico con escaso suspenso, rodeos, dirección lenta, redundante y con un protagonista que viste a la moda frente a la cámara, la cual favorece mucho más a Moore y Hoffman.

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