domingo, 5 de abril de 2015

Crítica de Rápidos y Furiosos 7 (Furious 7)


Deckard Shaw se encuentra en una vendetta personal contra Dominic Toretto y Brian O’Çonner por lo sucedido con su hermano en Londres. Tras el asesinato de Han y el atentado explosivo en sus familias, Toretto y O’Conner se reúnen con viejos amigos y el camino hacen nuevos aliados con la finalidad de ponerle fin no sólo a Shaw sino a la amenaza terrorista que lo rodea. 

Por más que quisiera ver a esta franquicia retomar los pasos de lo fenomenal que fue la quinta, inevitablemente decidió continuar con el extremismo de la sexta. Al menos retomó el sentido del humor y profundizó en temáticas dramáticas ofreciéndonos un inesperado desarrollo de personajes, principalmente en Letty y Brian, éste último era de esperarse.

Me agradó la existencia de un conflicto entre los personajes de Vin Diesel y Michelle Rodríguez, esta relación parece estar llena de sorpresas y los actores lo aprovecharon mediante el uso de sus sentimientos para proyectarlos en medio del acelerado peligro. En cuanto a Paul Walker, su constante esfuerzo le brinda frutos esencialmente en sus últimos minutos.

El humor corre a cargo de Tyrese Gibson cuyas bromas son tan eficaces gracias a su infinito carisma; aunque también se debe a su buen compañero Chris Ludacris. Totalmente fuera de la pelea, Jordana Brewster sólo se defiende con su vulnerabilidad y suspenso al vendernos el suspenso de que el personaje de Walker podría sufrir la misma tragedia.        

Lamento revelarles que Dwayne Johnson sólo aparece durante un cuarto de la película. En su lugar tenemos la introducción de Kurt Russell quien inevitablemente se posiciona como el Nick Fury de los Furiosos. Tal parece Universal Studios está bajo la influencia de Los Vengadores. De igual modo, Johnson ejecuta su rol con espectacularidad.

En cuanto a las nuevas adiciones: Jason Statham, Djimon Hounsou, Nathaniel Emmanuel y Ronda Rousey están limitados a servir de suplementos a las fantásticas secuencias de acción. Statham sobresale como villano, desafortunadamente su inclusión se siente como una ligera probada de lo que podría venir en el futuro, y más si Luke Evans llegara a regresar a su lado.

Estuvieron casi a la par de los escenarios arriesgados de la sexta, el detalle en sí radica en la ausencia de Sung Kang, Gal Gadot y los latinos a quienes se llega a extrañar. Asimismo Elsa Pataky y Lucas Black sólo aparecen a la brevedad. No puedo evitar sentir que Black fue rotundamente desaprovechado, esperaba verlo integrarse de alguna forma.    

Era bien sabido que la quinta era una transición, pero no esperaba se dejara influenciar por Los Indestructibles, Misión Imposible 4 y Los Vengadores; en parte por lo de una organización secreta del mismo gobierno y una tecnología mega-poderosa al alcance de los enemigos. En conjunto con los asuntos pendientes, hay muchas direcciones por elegir en la siguiente trilogía.

La despedida de Paul Walker es uno de los mejores momentos de esta séptima entrega la cual presiento que causará un gran impacto en el futuro de esta franquicia. Al menos se compensó la falta de creatividad y la escasa narrativa con este enorme respeto y homenaje presentado por su filmación.

¿Quién hubiese imaginado que uno podría contagiarse de adrenalina sino a la vez volverse nostálgico ante la última actuación de un gran actor y un buen hombre como lo fue Paul Walker. En la misma sintonía de Heath Ledger (El Caballero de la Noche), la presencia de Walker deja un hueco que jamás podrá ser cubierto en el futuro de Rápidos y Furiosos.      

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