domingo, 10 de abril de 2016

Crítica de Una Buena Receta (Burnt)


 Tres años después de haber tocado fondo, el aclamado Chef Adam Jones regresa a su vieja ciudad con el objetivo de conseguir su tercera estrella como una forma de compensar el daño causado tanto para sus compañeros como para sí mismo. Sin embargo, nada le será fácil ya que otra vez deberá enfrentarse a sus viejos demonios.

Y con demonios me refiero a las imperfecciones de la vida, ya que como bien sabrán, esta profesión tiende a tener exceso de complicaciones por la terrible razón de que no existe dicha perfección y menos con un insoportable carácter de por medio impulsado por la prepotencia, arrogancia y una falta de respeto.  

Varios títulos me vienen a la mente como Sin Reservas, Chef, Julie & Julia y Un Viaje de 100 Metros, y a mi gusto, merece estar en esa liga por mantenerse fiel a su esencia la cual consiste en mostrar la cocina desde varios ángulos y facetas como lo son los meseros, cocineros, anfitriones, críticos, vendedores y clientes.  

Teniendo a Un Viaje de 100 Metros como antecedente, el guionista Steven Knight supo cómo desenvolver esta historia sin tenerle temor de explotar la cruel naturaleza de un chef profesional. Desde cada detalle de esta clase de cocina como su interacción con el resto del equipo, sumándole la competitividad, el deseo y la creatividad.

Quizás hizo falta especificar algunos detalles del de reparto, a excepción de los tres principales, debido a que el resto se pierde en el fondo ante la ausencia de una evolución. Por ejemplo se sabe de la mejoría de uno que otro pero no presenciamos ese proceso como también desconocemos el destino de un supuesto amigo-enemigo.

El cierre sólo sucede en Bradley Cooper cuya extraordinaria actuación como Adam lo mantuvo tan cerca de capturar otra nominación. No era de esperarse esta impactante personalidad pero ha sido tanto su crecimiento que su expresividad hoy en día fluye con tanta sutileza que es difícil no frustrarnos ante sus brotes de crisis. 

Claro está que en un par de escenas nos roba el corazón por su vulnerabilidad, la escena del plástico me dejó boquiabierto como sus primeros enfrentamientos con Sienna Miller. La segunda colaboración entre los dos fue igual de agradable como conflictiva. Ambos actores gozan de química que me hubiese gustado haber contado con más romanticismo del que tuvimos.

Daniel Bruhl es otro de los grandes beneficiados en adquirir papel aunque al igual que Miller, les hizo falta haber indagado un poco más en sus respectivos roles aunque comparados con los talentosos Omar Sy, Matthew Rhys, Alicia Vikander, Uma Thurman, Emma Thompson y Lily James, obtuvieron mucho más desenvolvimiento de la que este gran elenco obtuvo.

En cuestiones de edición: los encuadres brindaron lo mejor en sus colores y sonidos. Por consecuente no pude evitar sentir un poco de hambre ante unos platillos irresistibles. La música no tuvo tanto peso cultural como tienden a tener y las localizaciones fueron adecuadamente utilizadas. Hubo un par de valiosas referencias y consejos culinarios.

En sí es un agradable drama liderada por un tremendo protagonista y un reparto multifacético. Llena de imperfecciones, sarcasmo y sobretodo actitud,  no será la mejor receta en cuestiones de narrativa pero como su título lo indica, es buena ante los ojos de cualquier expectante interesado en el arte de crear el platillo a la perfección.

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