sábado, 20 de mayo de 2017

Crítica de La Cabaña (The Shack)


Basada en la novela de William P. Young, cuyo manuscrito fue rechazado por 26 editoriales que si no fuera por sus seres queridos con quienes fundó su propia compañía de publicaciones, nunca hubiéramos contado con esta maravillosa adaptación la cual lleva alrededor de dos meses en cartelera pese a la fuerte competencia de títulos de la primavera-verano.  

MacKenzie es un padre en riesgo de perderlo todo ante una tragedia familiar. Atormentado por su complicado pasado, es un hombre que se descarrilado al no poder ver más allá de su dolor, culpa a Dios por lo sucedido y bajo ese juicio, es llamado a La Cabaña para enfrentar de una vez por todas el origen de lo que lo condujo a este sendero de oscuridad, venganza y falta de amor.

En manos de un director inexperimentado, Stuart Hazeldine resultó ser un profesional en su modo de acercarse a este controversial relato. Hacerlo de la forma más humana posible y espiritual fue su mejor sello porque es imposible no compartir el dolor que experimenta el protagonista conforme descubrimos otro acercamiento a Dios y el significado de soltar como perdonar.

Nadie suele explorar estas tres poderosas identidades, a duras penas se hacen por separado y más si se centran en Jesús lo cual el guionista John Fusco lo describió aún mejor de lo percibido. Posiblemente haya mantenido una relación con el autor porque la esencia es notoria mediante sus representaciones e interacciones con el principal, se puede percibir en el diálogo.

De por sí su contenido es fácil de entender que con la mente abierta, uno puede encontrar veracidad en algunos puntos de vistas. Inclusive hasta respuestas con relación a la delgada línea entre el bien y el mal ¿Qué nos hace buenos o malos? ¿Pensamientos o acciones? ¿Por qué ciertas tragedias son permitas? Dato que Cuando Un Monstruo Viene A vernos nos los desenvuelve.   

Visualmente es una producción enriquecedora, los efectos especiales no caen en lo fantasioso sino en la belleza de la naturaleza y con esa misma me refiero también a la humana. Además con la música de Aaron Zigman (Lo Mejor de Mí) y la canción temática de Tim McGRaw en dueto con Faith Hill, no puedo haber estado en mejor manos.

De verdad estoy impresionado por el concepto utilizado en esta extraordinaria trama debido a la perfecta esencia en las que no sólo fue escrito sino llevado a cabo. Desde todos los ángulos, elementos y efectos, La Cabaña es una novela riesgosa de contarse por enfocarse en Dios, Jesús y el Espíritu Santo. Ahora entiendo porque su universalismo ha sido rechazado por las Iglesias.  

Al final del día es una película, pero no puedo negar la gran enseñanza que nos obsequia. Esa perspectiva que te hace ver las cosas de una manera distinta, fluida y con tanta libertad que quizás cueste aceptarse a la primera. La tragedia está escrita en todos lados, pero te ofrece respuestas a ciertas incertidumbres que en sí, terminan siendo coherentes.

Indudablemente recibiré muchas críticas negativas como me sucedió con Dios No Está Muerto, Belleza Colateral, Cuarto de Guerra, Milagros del Cielo y El Cielo Sí Existe, pero comparado con estas, La Cabaña se convierte en mi favorita de todas porque su forma de representarnos a Dios es magníficamente humana, sentimental y comprensiva.

Ha sido un buen que Sam Worthington no nos había entregado una actuación poderosa, aquí sin duda estuvo en su mejor momento al lado de los por sí talentosos Octavia Spencer, Radha Mitchell, Aviv Alush, Sumire, Tim McGraw y Alice Braga. Esta película la compraré en cuanto salga a la venta porque merece estar en mi librero y con eso creo que ya lo dije todo.
  

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